En La Casa Echeverría hemos creado cinco espacios expositivos; cada uno de ellos emplazado en los habitáculos que tenía la casona e incluyendo también el patio interior. En ellos se te invita a conocer, en una atmósfera cálida, cómo era la vida de los primeros pobladores de La Gomera. (Un pequeño pracan que corretea por los suelos te indicará el mejor).
La planta baja del edificio representa, así, el presente. En esta área se tratan temas introductorios como la organización de la exposición, las fuentes de información, el patrimonio arqueológico gomero o la joven historia de la arqueología en la isla.
Subiendo a la primera planta, el visitante llega a las habitaciones nobles del edificio, más espaciosas y de techos altos: subiendo las escaleras llegas hasta el pasado. En la Sala A se expone el contexto geográfico e histórico de la isla, para pasar a su economía: pastoreo, agricultura y recolección de alimentos o materias primas. En la Sala B se tratan las manufacturas, como eslabón que engarza los recursos con la manera de transformarlos para hacerlos útiles: tecnología y estética. El trabajo de la madera, el cuero, la piedra, el hueso o la cerámica. Después de salir de nuevo al pasillo se llega a la Sala C o de las personas. Desde el individuo, su aspecto y su problemática bioantropológica, la familia, la comunidad local, la tribu, los bandos y la política por un lado, por otro el lenguaje y también la escritura.
Por último, tenemos que ascender por unas escaleras hasta la segunda planta del edificio donde está la Sala D. En ella se recoge los aspectos relativos a las creencias, la religión, la muerte y el simbolismo.
El museo acaba con una reflexión que consideramos de enorme importancia.