
La llegada de las primeras poblaciones a Canarias, procedentes del norte de África, se ha fijado en torno al siglo I de nuestra era. Todo indica que estas sociedades permanecen relativamente aisladas hasta que el Archipiélago es “redescubierto” por la Europa renacentista. Se trata de pueblos bereberes dedicados al pastoreo, la recolección y, en menor medida, a la agricultura. Se organizaban en tribus que se asociaban vinculándose a territorios muy determinados. En el siglo XV había en La Gomera cuatro cantones: Ipalán, Agana, Orone y Mulagua. Pero la historia de La Gomera no acaba aquí…
Desde el siglo XIV la isla recibe visitantes esporádicos. Hacia mitad del siglo XV, Hernán Peraza “El Viejo” funda San Sebastián; los Peraza se asentarían definitivamente en la isla cuando la Corona de Castilla concede el primer señorío de Canarias a Hernán Peraza “el Mozo” (1478). Producto del maltrato al que sometía a los indígenas, acontece en 1488 La Rebelión de los Gomeros. Los gomeros ejecutan al señor e intentan infructuosamente el asalto a la Torre del Conde. Posteriormente, la señora de la isla, con la ayuda del gobernador de Gran Canaria, aplicaría a los nativos una durísima represalia. Este es el punto de inflexión más importante de la historia insular; el régimen señorial quedaba asentado en la isla y perduraría hasta el siglo XIX.
A partir del siglo XVI comienza en la isla el ciclo de los monocultivos de exportación que normalmente acababa en los mercados europeos. Su auge o crisis dependía de las fluctuaciones políticas y económicas internacionales, siendo el capital invertido siempre foráneo. Así se sucedieron: el azúcar, la vid, la seda en rama, la cochinilla, el tomate y el plátano. En los momentos de crisis la isla vive periodos emigratorios –acentuados en los siglos XIX y XX–, expandiéndose el policultivo de autoconsumo -fundamental en el mantenimiento de las economías familiares-, como también lo hacía la ganadería. Los cereales fueron siempre importantes, sobre todo en las lomadas del sur de la isla, desde donde se exportaba sobre todo a Tenerife.
Hasta entrado el siglo XVII La Gomera no vivió la roturación masiva de terrenos, conectada a la llegada progresiva de colonos procedentes de otras islas. El siglo XVIII resultó convulso en La Gomera, viviéndose una recuperación económica hacia su final. El siglo XIX destaca por una mejoría económica impulsada por la aparición de las factorías de pescado, que monopolizan la producción en el Archipiélago y que palían parcialmente la maltrecha economía isleña. La población de la isla irá en aumento alcanzando su punto culminante en 1950, con casi 30 000 habitantes. Posteriormente la emigración hace estragos y el despoblamiento llega hasta 12 000 en los años 80, el campo gomero se vio profundamente afectado.
La mejora de las comunicaciones exteriores, con la aparición primero del muelle de San Sebastián y después del ferry (1974), supondrán una cadena de importantes cambios. En la última década del siglo XX la industria turística cobra especial vigor y se convierte en la dinamizadora de la economía insular.





